lunes, 8 de enero de 2024

Domingo

Recuerdo un tiempo donde los domingos eran pesados, solitarios, tristes, de llantos, de querer hacer y no saber el que. Recuerdo que en algún momento visite un coaching ontológico que me decía que era normal, ya que la energía mundial hacia que esto sucediera. En ese entonces debo haber tenido 32 años, hoy con 41 años pienso en que estupidez. Que yo este un domingo triste porque supuestamente la mayoría de la población mundial este triste, porque nuestras energías se sincronizan. Hoy todo se lo adjudico a un sistema que nos oprime y nos lleva a creer que el domingo debería ser un día feliz, de descanso, de compartir con familia, amigos, amores, etc. Cuando en realidad es un día mas. El que hoy trabaja ni se da cuenta que es domingo, se me ocurre como ejemplo para desestigmatizar los domingos y esa supuesta carga energética.

Si es verdad que en el corto tiempo que tuve familia tradicional había ciertos rituales que luego eche mucho de menos, no se, el asado de mi padre y la familia que se juntaba a tomar mate después de la siesta. O cuando ya también por un muy breve tiempo forme mi propia familia tradicional, paseos de plaza, el obligado ritual de levantarnos tarde, pero dentro de esas maravillas estructurales no puedo evitar olvidar las peleas de domingo, el vivir y compartir con un otro no es tarea fácil. Y que quieren que les diga, no soy de las personas que toleran eso por mucho tiempo, siempre a modo de risas digo: mi vinculo mas fuerte con una pareja romántica no llego a cumplir 4 años de tiempo. Si es verdad que viví con mi hijo 20 años seguidos, casi nunca nos separamos, breves momentos en los que su padre cumplió con la obligada tarea de hacer su rol paterno, eso lo máximo fue de 15 días en vacaciones, fin de semanas intercalados en la regularidad de nuestra vida cotidiana en aquel entonces. Claro, hoy por hoy y en esta paz que hoy tengo puedo decir que no culpo a nadie de eso, de hecho es algo que tiene que cambiar, pero que aun en la actualidad sucede, el porcentaje de hombres que cumplen realmente su rol paterno es tan bajo, que triste! Sin darse cuenta los hombres solos destruyen su propio patriarcado al ir perdiendo identidad sus hijes respecto a ellos.

En fin, es muy domingo perezoso, tengo exceso de obstáculos epistemológicos y me aterra que me lean y no les guste, les aburra, me nieguen o me odien, que tontería, quizás nadie me lea, abrazos a quien se tome el tiempo de leerme aunque no concuerde. Y ahora que lo pienso un poco mas después de corregir algunos errores ortográficos, si nadie me lee tampoco es importante, usare este espacio virtual como tal vez un diario intimo de esos que a las chicas nos regalaban en la infancia. Diría mi hijo, aquí reportando, bitácora...

 

sábado, 21 de enero de 2012

Sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas...

Tus amigos te decían así: PIERO, CHICATO, MAÑOSO E INCHA PELOTAS... esta es por vos.
                                                                        
Egle

Hace treinta y nueve años, Piero de Benedictis escribió "Mi viejo", un himno a la figura del padre que con los años no pierde bríos sino que se hace más entrañable y sentida. Una canción que nos permite no solo indagar en los orígenes de tan emblemático canto, sino también en la vida y hazañas de quien fue su inspirador, don Pascual de Benedictis, el padre del cantautor argentino.

Es casi una leyenda la anécdota a la que Piero de Benedictis recurre cada vez que se le pregunta sobre el momento, hace casi cuarenta años, cuando le hizo escuchar a su padre su composición más famosa y emblemática, aquel sentido himno que rinde homenaje al patriarca familiar, y que compuso junto a José Tcherkaski al inicio de su carrera de cantautor, "Mi viejo".
Con algún detalle más o menos, la historia básicamente dice que Piero, con la tinta aún fresca sobre el papel, fue hasta la casa paterna con su guitarra a la espalda, y, haciendo sentar a su padre frente a él, le soltó aquello de "Es un buen tipo mi viejo, que anda solo y esperando".
Al terminar la canción, padre e hijo, con lágrimas en los ojos, estuvieron unos minutos en silencio hasta que don Pascual de Benedictis se levantó de su asiento y con todo el cariño del mundo le soltó aquello de: "Ma, quién camina lento… la puta que te parió".
Piero tenía 24 años, y su padre no había llegado a los cincuenta. Eso explica su rotunda respuesta.
Treinta y nueve años han pasado y el compositor dice que este es un tema que no envejece y que se ha acomodado a los tiempos, ya que si bien antes era difícil decirle a un padre lo mucho que se le quería, debido al machismo y la verticalidad imperante, eso ha cambiado, por lo que "Mi viejo" cobra vigencia. Y Piero lo vive en carne propia, cada día.
"Yo con mi hijos tengo una franela…", dice refiriéndose al estrecho vínculo que tiene con sus dos críos más pequeños, a los que llama de repechaje, ya que son dos pequeños de seis y cuatro años, Giuliano y Fiorella, de su actual compromiso. Y también suma a su nieta, Ámbar, la hija de su hijo mayor, Juan Sebastián, con el que aparece en la portada del disco de 1982, "Un canto a la ternura".
"La motivación para hacer "Mi viejo" era rescatar la figura del padre héroe, la figura gigantesca del progenitor. Uno va creciendo, el padre va decreciendo, la ley de la vida es esa, y a eso le quisimos cantar", dice Piero, quien se deja llevar por una dulce nostalgia cuando se le pregunta por su padre. Los afectos surgen, y la memoria se hace vívida.

Fuente: http://recortesperiodisticos.blogspot.com